domingo, 4 de septiembre de 2011

Solitude Nox.


Los hilos de las curas han bordado telarañas en los callejones
y las almohadas de carne, sembrando oxigeno en su humor de concreto duermen, duermen duermen
y al tiempo esperan un golpe de alcatraz en el ombligo.
Y mi infierno de resecas avenidas enmarañandose tendidas, laberinto de cactaceas idiotas con ropajes de intestino. Ahí caminar con las manos descalzas se vuelve astío, caricia de pesadumbre. Y las flores que respiran son un mágico cantar de ojos marchitos, con las memorias del ocio vueltas vino.