miércoles, 4 de enero de 2012

Un velo etéreo


En las ramas de vidrio cada estrella parpadrea al vientre azul,  tejido en la corteza del pequeño cuarto que murmulla.  Como las costas de harina nebulosa condenidas bajo el cuello,  senos tuyos en velo de perfumes. Ahí, las raices se vuelven dedos de plasma que recogen la humedad de los desvelos, y no hay mas rumbo para esa esfera de tacto humoso mas que permanecer temblorosa, ostentando su capa de líquidos zafiros  que tanto envuelve, superficie arbórea de hojas y universo. Como vapor azul de arenas , las caderas de ese cielo cautivo te vigilan. Y entonces giras, giras y el mundo con su orquesta de amapolas se arrodilla. Y sigue siendo cielo, atrapado en la cuna de arboleda, cielo que da vueltas y poco a poco, como lágrima de muchas hojas lamentada, se derrite. La bóveda se escapa, cada tela de su manto humedece el respirar, y llueve hacia arriba y a los lados, toda gota de celeste espuma, mientras  de entre sus costillas la flauta ya no muda te suspira con sus ocasos amarillos.

1 comentario:

  1. me ha gustado mucho, identifique muchas cosas de mi sueño en tu escrito, solo te faltaron las palomas muertas :B, pero ha gustado mucho, las imágenes que has descrito me gustaron.

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